Monday, February 12, 2007

Querida Evangelina,

Esta mañana me he despertado con el deseo de leer un libro de Enrique Vila-Matas, un deseo asustador de pasar páginas y de sentir palabras, de olerlas, saborearlas y tragarlas como si fueran un remedio, un medicamento nuevo para este doloroso desdoblamiento que siento. Me miro al espejo y deseo que los ojos que me miran no sean los míos, que yo no sea yo; mejor aún, que la otra, ese reflejo de mí, sea mucho mejor que yo...

Echo de menos nuestros paseos por el Jardim da Estrela, tu risa franca junto al estanque, el sonido de las zambullidas de los patos, el sol de la tarde, tus manos morenas y delicadas, y sobre todo el susurro cómplice de tus palabras. ¡Cuánto me consolaría tenerte aquí! saber que podría mandarte llamar y que vendrías corriendo con tu alegría loca para devolverme las certezas.
Por las noches se me escapa la cordura por un resquicio de la ventana. Por las noches no soy yo, y una especie de euforia me embarga y me enloquece, gritó a Manuel que, sorprendido, baja la vista de su periódico y me observa con desdén. ¡Sí! ¡Con desdén! mi marido me odia, lo sé, lo siento en sus gestos, en sus sonrisas de medio lado, en la manera que tiene de ignorarme, de fingir que el salón está vacío. Y tú tan lejos, querida mía... tan lejos...

Escríbeme, te lo suplico, háblame de tu vida en esa gran ciudad, de los colores y del aire, háblame si quieres de tu horrible marido, al que tú juras amar por encima de todas las cosas, por encima de mí. No pienses que te reprocho tu abandono, lo que te reprocho es tu falta de cercanía, reprocho la magnitud del mar que nos separa, reprocho la lentitud de los días y de las cartas que no llegan. Pero a ti no puedo reprocharte nada, querida Nina, tan dulce siempre, tan atenta, tan niña aún.
¡Escríbeme, escríbeme pronto! te lo imploro...

Quien te ama y te recuerda cada día,
Mariana de Almeida Castro Leal
Lisboa
Portugal

1 comment:

Anonymous said...

Frieda,

Acaso podria reprochar la figura de tu texto, la lirica y la extension. Pero seria como reprochar la conexion, el recuerdo y la continuidad. Todo esta cerca, y lejos, como en tu carta, en la anoranza, en la armonia.
Quiza se podrian cerrar los ojos para ver las imagenes de Evangelina, quiza es cuestion de bajar el periodico y verte de esa manera, no para odiarte, sino para amarte.

C